Remedios Naturales para la Ansiedad
Te contamos cómo puedes reducir la ansiedad en forma natural.
Sencillos consejos que no cuestan y sí ayudan.
La ansiedad está vinculada a tu supervivencia. Cuando se detecta tu amenaza el organismo libera sustancias que aumentan la respuesta al peligro. Esto mantiene vivo al hombre como especie, pero si se prolonga el cuerpo comienza a intoxicarse con estos neurotransmisores.
Así aparecen los trastornos de ansiedad. Cerca del 20% de la población mundial los padece, muchas veces sin saberlo. La ansiedad como enfermedad es una sensación de miedo constante y necesidad de huir que no tiene ninguna causa o basamento real. Irritabilidad, agitación, temblores, sudoración, tensión, falta de aire, insomnio y taquicardia son algunos de sus síntomas comunes.
Para combatir esta enfermedad hay dos caminos: la medicina moderna o los remedios naturales. Los ansiolíticos combaten los síntomas, pero no eliminan la causa. Las reacciones adversas, el riesgo de adicción y el bajo rango de seguridad de estos fármacos los hacen cada vez menos atractivos para los que quieren gozar de una vida plena.
Cuatro secretos infalibles de reducir la ansiedad
En la mayoría de los casos las PLANTAS MEDICINALES pueden suplir la medicación: el tilo, la manzanilla y la valeriana son los ejemplos más conocidos, pero no los únicos.
El segundo de los estos remedios está siempre al alcance y sin costo alguno: MEDITA. La meditación es la forma más sana de aquietar la mente. Existen numerosos cursos y métodos, elije el que desees. Convierte la meditación en hábito y verás como se reduce e incluso elimina la ansiedad.
El tercero de los secretos: EJERCITARTE. Durante el ejercicio se libera la serotonina, que equilibra tu sistema nervioso. Todos los deportes son curas naturales para la ansiedad, desde los suaves como el Tai Chi, el Taisoo Jutsu o el Yoga hasta el gimnasio, el fútbol o las artes marciales.
El último y quizás el más potente de todos: BUSCA. Es necesario que recuerdes que la ansiedad está solo en tu mente y que algo la provoca. Una vez que identifiques la causa decide si es real o no. En esto puede ser necesario hablar con un profesional, pero a veces basta un amigo, un guía espiritual… y más que nada que hables con tu yo interno.